Un poeta vive enamorado hasta el fin de sus días.

Y fue a esa edad... Llegó la poesía a buscarme.
No sé, no sé de dónde salió,
de invierno o río.
No sé cómo ni cuándo,
no, no eran voces, no eran palabras, ni silencio,
pero desde una calle me llamaba,
desde las ramas de la noche,
de pronto entre los otros,
entre fuegos violentos
o regresando solo,
allí estaba sin rostro
y me tocaba.

Pablo Neruda

domingo, 24 de julio de 2011

A Becas Europa...PORQUE NUNCA HABRÁ UN FINAL

ESCUCHA,
querido compañero, querido amigo:
eres increíble, pero eso ya lo sabes.
Hoy tan solo quiero que el tiempo pare
y que este sueño nunca se acabe.
Amigo, me he acostumbrado a tu cara,
a tu magia, a tu risa, a tus lunares.
Y es que esta sensación no tiene cura,
ni vacuna, ni pastilla, ni jarabe.
Luces de verano de Europa,
que alumbráis este gran viaje
que habéis sido cuna de este encuentro,
encuentro de pensamientos intelectuales.
¡Que no!
¡Que no quiero que se acabe!
Que quizás no vuelva a ver tu cara,
que quizás mañana no me llames.
No me llames con tu sonrisa
sino desde detrás de los cristales,
los cuales son sólo un reflejo, una imagen,
los cuales son sólo cristales.
Ahora tengo sueño;
dormir para nunca despertarme,
pues sólo los sueños son así,
como lo fue aquella tarde.
Aquella tarde de verano
que nunca dejaré que pare.
Pues no es una tarde, sino otra vida,
que comenzó junto al Henares.
¿Acaso cambiamos? Quizás.
Como dicen aquellos cantares.
Cantares que hablan de nuevos amigos
que ya no fueron los de antes.
Hoy siento que ya te pierdo
compañero de viaje
y que atrás quedan nuestras huellas
hasta que el tiempo por ellas pase.
Se me está encogiendo el corazón...
y, ¡qué no quiero que se acabe!
No quiero soltarte, ni que me sueltes,
tan solo recordarte
que siempre te llevaré en mi alma
y como en todos los grandes finales,
volveré a verte,
pues si son grandes, nunca son finales.

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