Érase una vez, ¿sólo una?
Pues no fue una, sino más,
que el príncipe por fortuna,
deseo o amor, quizás,
siendo testigo la Luna,
a ELLA la quiso besar.
A ella: su gran locura.
A ella: su gran pesar.
Su princesa de azúcar,
y su princesa de sal.
Lejos, recuerdos de alguna
lágrima por no estar
con él. Mas las secas dunas
se humedecen con el mar
del amor que ÉL le procura,
ahora, y hasta el final.
También preciosa :)
ResponderEliminarMe alegro de que te gusten
ResponderEliminar