Un poeta vive enamorado hasta el fin de sus días.

Y fue a esa edad... Llegó la poesía a buscarme.
No sé, no sé de dónde salió,
de invierno o río.
No sé cómo ni cuándo,
no, no eran voces, no eran palabras, ni silencio,
pero desde una calle me llamaba,
desde las ramas de la noche,
de pronto entre los otros,
entre fuegos violentos
o regresando solo,
allí estaba sin rostro
y me tocaba.

Pablo Neruda

jueves, 15 de marzo de 2012

A Salamanca...HOY

Hoy he vuelto a despertar
y tan solo oía el ruido de mi silencio.
Elegías, réquiems por el viejo otoño,
Que ahogan la primavera que me vio marchar.
hace ya un tiempo que solo despierto,
muy lejos de aquel viernes por la tarde,
jugando con Yolanda, y reconozco, es cierto,
la echo de menos, y pienso,
en todo lo que allí dejo:
en los albores de la pradera,
en las caricias de los árboles.

***
Hoy todo parece lejano,
como si la magia de la nueva vida
pudiera esperanzar, y no en vano,
la nostalgia del hogar que quedo atrás,
y que dio pie al desierto de asfalto,
por el cual hoy camino, en el cual hoy vago.
Cruzo el Tormes cada día,
acordándome de cada ápice del Águeda,
de lo abrupto de sus Arribes
de cada flor de su vega,
y pienso que ojalá el olor de la jara
me acompañara siempre,
que ojalá el sonido de sus aguas
fuese lo que en mi corazón palpitara.

***
Hoy me siento como pieza en un puzle,
porque ser universitario en Salamanca,
es como ser pintor en París:
delante de ti tienes todo lo que te plazca,
para que tu lienzo sea bello, para que tú seas feliz.
no solo la taza de un café de máquina en un bar irlandés,
o la copa de ron barato en un bar de Gran Vía,
sino la brumosa tarde con un libro de biología,
o antropología en un rincón de la biblioteca,
y las luces, de las piedras,
y las sombras, de las sombras,
y tumbarte en Anaya durante todo el día,
con ellos, con ellas, con ella.
que tan mágica es esta ciudad,
que hasta ciego la vería bella.

***


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